Reseña: Death Stranding 2 On The Beach

Hideo Kojima, tras su separación con Konami, intentó alejarse del legado de Metal Gear Solid con el lanzamiento de Death Stranding. Sin embargo, no logró desvincularse del todo, y Death Stranding 2 es la prueba definitiva de ello. Esta secuela toma lo mejor de Metal Gear Solid V y lo fusiona con los cimientos del primer juego para ofrecer una experiencia ambiciosa, intensa y repleta del sello característico del director.

En esta ocasión, acompañamos nuevamente a Sam Bridges en su misión por reconectar Australia con el resto del mundo. Pero, a diferencia del primer juego, la amenaza no es solo el aislamiento: un enemigo del pasado regresa acompañado de nuevos aliados que obligarán al jugador a tomar una postura más agresiva. Aunque el transporte de paquetes sigue presente, el enfoque ahora está en la infiltración, el combate y las incursiones tácticas.

El arsenal es variado, con armas letales y no letales que transforman el juego en un título de espionaje en mundo abierto. Todo esto se complementa con cinemáticas extensas y enfrentamientos contra jefes extravagantes: ninjas cibernéticos, pulpos mecánicos y robots gigantes con forma de dinosaurios, entre muchas otras sorpresas que encantarán a los seguidores del creador japonés.

Además, se integran mecánicas RPG que permiten mejorar las habilidades de Sam, ya sea en combate, sigilo o incluso en su faceta de repartidor. Death Stranding 2 es un homenaje descarado a Metal Gear, pero también una evolución de sus propias ideas.

El resultado es un juego colosal, ambicioso y, sobre todo, satisfactorio para quienes hemos seguido de cerca la carrera de Kojima. Death Stranding 2 es el cierre perfecto a una etapa y el inicio de una nueva era para el creador.